Del 13 al 21 de Diciembre
Ruta: Vientiane, Don Khon ( Si Phan Don), Champasak, Pakse.
El día 11 de Diciembre, tras un viaje de 6 horas en taxi de línea, llegamos de nuevo a Luang Prabang.
Después de unos cuantos días en el norte, sintiéndonos aislados de todo, volvimos a valorar el tener luz, agua caliente e internet. Nos regalamos un buen hotel, en parte para celebrar el cumple de Xavi que era al día siguiente. El cumpleaños lo celebramos con Ester y Guillem, y 3 suizos que habíamos conocido en el norte de Laos. Un cumpleaños inolvidable, delante del Mekong, con pastel laosiano y velas incluidas.
El día 13 llegábamos a Vientiane, capital de Laos. Es una de las capitales más tranquilas del mundo, dominada por el Mekong, y que ya habíamos confirmado como tal en nuestra primera incursión a Laos en noviembre. Pero esta vez, y por primera vez en su historia, la ciudad y el país estaba viviendo la euforia de unos juegos olímpicos.
Del 5 al 17 de diciembre se han celebrado los South-East Asian Games ( SEA Games) en Vientiane, las olimpiadas del sud-este asiático que se celebran cada dos años y donde participan 11 países: Laos, Vietnam, Camboya, Tailandia, Myanmar, Malaysia, Singapur, Indonesia, Timor Oriental, Filipinas y Brunei. Por todo el país la gente ha estado enganchada a la televisión, y ha abarrotado los bares…ambientazo.
Todo el país vibraba con el cántico: Lao su su!! ( Vamos Laos!!).
Nosotros, como buenos invitados, también animábamos a Laos en sus partidos, sobre todo en los de futbol, petanca o footvolley, los deportes que causan más sensación en el país.
Fue muy especial, porque nos recordó al espíritu olímpico de Barcelona ’92…pero a lo asiático. En Barcelona teníamos a Cobi, aquí teníamos a Champi y Champa, las mascotas oficiales. Una pareja de elefantes, ya que en Laos, los elefantes son animales sagrados y símbolo de buena suerte.
Estuvimos todo el día inmersos en este ambientillo, animando por las calles, y animando a cualquier país cuyos seguidores se nos plantaran por delante. Laos, su su! Vietnam, su su! Y con estos últimos fue con los que pasamos el mejor rato compartiendo unas beer lao en un bar de los alrededores del estadio. Eran una marea roja, todos vestidos con las mismas camisetas, gorras…. Conocimos hasta a Mr.Vietnam, el equivalente de Manolo el del Bombo.
Nos gustó el buen rollo y el deportivismo que se respiraba en el ambiente, libre de toda tensión y con las calles multicolores . Al ser Vitentiane una capital muy pequeña, nos permitió presenciar el ir y venir de prensa, participantes y seguidores de todos los países.
Existe hasta la clásica reventa de entradas en las competiciones que tenían que pagarse ( muchas eran gratuítas), algo paradójico en las formas de hacer comunistas.
Aún así, el gobierno ha hecho pagar a todos los habitantes de Laos 20 mil kits por persona (unos 2 dólares). Será para implicarles en el evento, aún para cuando la gran mayoría del país ve a su capital como territorio muy lejano, desconocido, y solo podrá disfrutarlo por la tele, si hay suerte.
El ranking medallero ha sido Tailandia, Vietnam y Malaysia, las tres potencias del sud-este asiático.
Desde Vientiane, nuestra intención era viajar a la región más al sur, Si Phan Don ( 4mil islas), frontera con Cambodja. Siguiendo el curso del Mekong llegamos a un delta enorme de 17km de ancho formado por islas e islotes…dicen que en temporada seca se forman unas 4000 islas. El delta, es además residencia del raro delfín Irawaddy, y del que solo quedan 100 ejemplares.
El Mekong. El magnífico y soñado Mekong. La columna vertebral del sud-este asiático, que enriquece todo a su paso, alimenta a su gente y da vida a todo a su alrededor.
Desde su nacimiento en las crestas de los altiplanos tibetanos y hasta el delta del Mekong en Vietnam, el río va integrándose hasta convertirse en piedra angular para los 5 países que traviesa durante más de 4.000 kilómetros.
Para Laos, este río supone si cabe un poco más; Laos es un cruce entre países, sin costa, por lo que la vida es puramente ribereña, y todo gira alrededor del río: la fertilidad, las proteínas, la higiene, la diversión, la luz….la vida. Además, es el río el que domina la topografía del país, y fue el Mekong el que permitió liberar las regiones laosianas en dominio tailandés, cuando Francia reclamó todas las tierras al este del Mekong como propias.
Llegamos a las 4 mil islas después de un viaje de 12 horas con un sleeper bus, parecido más a un bunquer móvil que a un lujoso sleeper como pensábamos.
Después de muchos días, volvíamos a sentir ese calor asiático que ya añorábamos. Calor, palmeras y un paraíso de la tranquilidad. Llegábamos a Don Khon, la isla más sureña. Buscamos unos bungalows delante del río con terraza y hamacas. Desde la habitación disfrutamos del río, su increíble vida constante, la vegetación tropical, las puestas de sol y una calma exquisita. Dejábamos pasar las horas embobados con el paisaje.
Hicimos excursiones en bicicleta por Don Khon y sus arrozales, viendo cascadas; las waterfalls!! Son uno de los reclamos turísticos por excelencia en Asia. Pudimos sentir la corriente del Mekong intentando hacer kayaking casero los cuatro en un barquito. Aquél día no llegamos muy lejos, lo justo hasta encontrar un bar, tomar algo y dar media vuelta... Con lo fácil que es navegar un río con la corriente a favor! El último día probamos de ir en barco con barquero para ver a los delfines de agua dulce, que tuvimos la suerte de ver…con los pocos que hay.
Fuimos también a la isla de enfrente, pasando por un puente francés hasta llegar a Don Det. Don det está perdiendo su esencia, y se está convirtiendo en mucho más una isla fiestera de bares, luces, música, internets, llena de farangs y lejos de lo que buscábamos…Farang city, que la llaman.
Y tras desconectar de todo casi una semana, aprovechamos los dos últimos días para visitar Champasak y las ruinas de Wat Phu, lo que fue un imperio Angkor hace 1.500 años.
El complejo es grande y tienes que ponerle imaginación al tema ya que está casi todo en ruinas, pero está en un lugar con muy buenas vistas. Es Patrimonio de la Humanidad desde el 2001. Todo la región debe vivir de este legado, ya que el pueblo en sí es como un pueblo fantasma. A las 9 de la noche todo está cerrado y desierto, como si fuera madrugada.
Tras 26 días dejamos Laos y volvemos a cruzar la frontera con Tailandia en Chong Mek , dirección Bangkok en tren; para pasar las Navidades y fin de año con una parte de la familia y en manga corta. Un concepto diferente de navidades.
"Que toda vida es sueño y los sueños sueños son? "
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