Java

El dia 20 a las 6 de la mañana llegamos a Jogyakarta (Jogya) , la capital cultural de la isla de Java.

Llegamos justamente el día del Idul Fitri, el final del Ramadán, el equivalente a nuestra Navidad. Todo el país se paraliza por completo ya que son las vacaciones nacionales y miles de indonesios se desplazan para ver a sus familias o para hacer turismo. Es casi imposible encontrar alojamiento, los restaurantes están llenos o cerrados…En resumen, un caos.

Java es la isla madre, la isla de la capital, donde viven unos 125 millones de personas, es de las islas con mayor densidad de población del mundo, 940 hab por km2. Esto significa ir circulando por la carretera y tener la sensación que nunca has salido de la ciudad de origen, ya que nunca se acaban las casitas una al lado de la otra.

Al llegar a Jogya, contratamos un coche y nos fuimos directamente al Borobudur que estaba plagado de locales haciendo turismo, casi ningún guiri. LA entrada es cara, pero al tener cara de buenos, coló el que éramos estudiantes y pagamos mitad de precio, incluso presentando como carné de estudiante el DNI…
El Borobudur es junto con Bagan (Birmania) y Angkor Wat (Camboya), el complejo de templos budistas más importante del mundo. Se construyó en el siglo IX y es una especie de pirámide que se eleva sobre seis bases cuadradas con motivos budistas hasta coronar con una sucesión de stupas.


Al día siguiente nos fuimos al este de la isla, a escalar el Gunung Bromo, un volcán místico y evocador. Debido al Idulfitri , un viaje que debía ser de 8 horas, se convirtió en 13 horas. Fuimos la mayor parte del trayecto casi parados.
Llegamos a los pies del Bromo a las 10 de la noche, cenamos y a las 3 de la mañana nos levantábamos para ir al view point, para ver salir el sol. Pensábamos estar tranquilos, pero habían cientos de jeeps locales que subían para ver la salida del sol desde allí. Parecía una rave, montaña, cientos de coches, noche casi día…pero sin música. La vista a medida que se asoma el sol es impresionante. El valle cubierto de niebla, el Gunung Bromo humeante y otros 2 volcanes en segundo plano.


De allí descendimos y fuimos hasta la base del volcán. El paisaje es lunar fruto de las erupciones. Unas 300 escaleras y llegas hasta la propia cornisa, si te despistas te caes dentro del cráter. El fuerte olor a sofre que sale del cráter te entra por la faringe, inhalarlo hasta marea.parece que en cualquier momento vaya a explotar la lava. No sabemos cómo dejan acercarte tanto al cráter.

A las 10 de la mañana ya habíamos hecho todo lo que teníamos que hacer ese día. Desayunamos un buen nasi goreng (arroz frito..que viene siendo el alimento diario) y al coche. Otras 10 horas y llegamos a Jogya casi en forma de cuatro.

El día 23 hicimos turismo por jogya con los locals…todo locals. Fuimos al kraton, la ciudad amurallada del centro de la ciudad, donde vive el sultán, 25.000 personas más, y cientos de tiendas de batik y objetos varios. Cogimos 3 rikshaws con bicicleta para ir al barrio de la plata. Era la 1 del mediodía, hacía un calor sofocante y los pobres tiradores de rikshaw sudaban y sudaban. El gesto fue cuando en una subida dura, Mireia saltó del carro para ayudar a su rickshaw a subir la cuesta, y acto seguido Xavi hizo lo mismo. Acabamos haciendo una carrera de carros tirados por nosotros mismos. Fue la forma de reconocer el esfuerzo que hacen y del trabajo tan duro con el que se ganan el pan.

Fuimos a comer a un sitio buenísimo regentado por un belga, donde nos sirvieron el mejor nasi goreng de indonesia.


Por la tarde paseamos por las ferietas de la fiesta, repleta de famílias ( todavía sin ningún turista) y de ecológicos tiovivos, ya que la energía para hacerlos funcionar son las piernas de una bici, o la moto de un particular.

Las chicas se hicieron un tratamiento muy curioso: masaje doloroso con peeling corporal y el colofón fue meternos en una sauna casera que daba mucha risa. Apta para fabricarla y montarte un SPA en casa.


Cena y directos a Sumatra. La auténtica Sumatra.